Jesús enfatizó la importancia del bautismo al bautizarse él mismo y al ordenar a sus discípulos a “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mat. 28:19)
A través del bautismo, los creyentes demuestran su identificación con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo (Romanos 6:4)